Diferencias en los comportamientos sexuales @Ferferi

Cuál es el concepto general de la sociedad sobre las diferencias en los comportamientos sexuales de hombres y mujeres?

Probablemente la respuesta a esa pregunta sea bastante amplia y diversificada entre los individuos de diferentes culturas y ambientes sociales. Sin embargo, algo que quizá puede ser un denominador común, especialmente entre los ciudadanos de países con un menor índice de equidad de género, es el concepto de que los hombres son promíscuos (o por lo menos este comportamiento es socialmente tolerado) y las mujeres son castas.

Frecuentemente las premisas de estas concepciones son los estereotipos, profundamente enraizados a través de milenios, y basados en la idea de que existen diferentes potenciales reproductivos para machos y hembras. En relación a esto, y según la teoria de selección sexual, Charles Darwin concluyó que los machos compiten y las hembras escojen, por lo que los machos desenvolvieron características como mayor tamaño, fuerza física y algunas otras peculiaridades de tipo estético para deslumbrar y atraer mas parejas femeninas. Esto supone la hipótesis de que algunos machos tienen mayores exitos reproductivos que otros (en función del número de hembras que consiga inseminar) y que las hembras son mucho mas parecidas en sus triunfos reproductivos.

Otro abordaje sobre esta suposición implica que las hembras son mas selectivas y cuidadosas a la hora de escojer un compañero sexual en función del mayor valor que representa su inversión en la reproducción. Esto significa no solamente que la hembra proporciona un óvulo grande, pesado y de menor difusión, cuando comparado con el esperma, sinó que también invierte en gestación, amamantación y protección de una potencial cría. Por lo que los machos «actuarán» de una forma diferente diseminando semillas para la reproducción a como de lugar, serán más arriesgados, más competitivos y menos afectivos. Por su parte, las hembras «estarán» a la espera del mejor compañero sexual posible, luego serán menos propensas al sexo casual y estarán menos predispuestas para ser líderes o asumir situaciones de riesgo ya que no son características innatas para un mayor retorno reproductivo.

Cuando se analizan las características sexuales de todas las especies animales estos principios no se cumplen como una regla general, porque la naturaleza es compleja y no tan organizada como la anterior línea de raciocínio. No siempre el esperma es abundante y barato para ser diseminado a cualquier precio. Por ejemplo, la composición química del esperma humano incluye una serie de vitaminas, metales y proteínas que presuponen un coste no solamente energético para los machos como también en su producción misma. Así, el esperma representa una inversión de nutrientes que bien podrían ser usados en otras partes del organismo, por lo que no todos lo machos aceptan cualquier invitación para copular. Sin contar que puede ocurrir que algunas hembras corran el riesgo a ser inseminadas por machos que ya copularon mucho y por lo tanto su semen es insuficiente. Ni todas las hembras encuentran un macho para reproducirse y muchas veces son ellas las que entran en competencia. El éxito reproductivo de las hembras también aumenta proporcionalmente con el número de sus cópulas.

Ya en la especie humana, ni siempre un encuentro sexual termina en concepción, así los humanos se envuelven en mucho sexo por diversas razones diferentes a la reproducción. Cambios culturales a nivel mundial como la mayor autonomía de las mujeres sobre sus derechos sexuales y reproductivos (introducción de la píldora anticoncepcional) impulsaron un aumento del número de coitos pre-maritales así como el número de compañeros y compañeras sexuales. De esta forma, tanto hombres como mujeres pueden manifestar preferencias bastante similares en sus vidas sexuales. No obstante, es en este preciso punto donde se dividen la percepciones sobre los comportamientos sexuales de hombres y mujeres, usualmente dependiendo del ambiente social donde viva el individuo al cual se le interroge. Es evidente que en países donde hay una mayor disparidad de género, las mujeres que deciden tomar riesgos de la misma forma que lo hacen algunos hombres, frecuentemente cargan por parte de la sociedad un peso sobre su reputación y/o autoconcepto. Esto debido a que existe un desequilibrio de normas de género entre hombres y mujeres, que incluso también se ve reflejado en el ámbito laboral o de estudios. Sin mencionar que parece ser una tendencia en aumento el número de mujeres que no encuentran un compañero sexual estable o conforme a sus expectativas (lo que lleva consigo una grande presión social) y deriva también en un desbalance que frecuentemente envuelve a algunas de ellas en situaciones poco ventajosas. Además, está científicamente comprobado que el papel del núcleo familiar en donde se desenvuelve el comportamiento adaptativo y la personalidad de cierto individuo es igualmente decisivo al momento de expresar ciertas características en las conductas ligadas al sexo entre otras.

En países con mayor equidad de género la concepción en relación al otro suele ser muy distinta y fundamentada en parámetros que van mas allá de la castidad, habilidades físicas o culinarias, y el atractivo. En vez de esto, las perspectivas financieras, el nivel educativo y la inteligencia son mas valorizados a la hora de buscar una pareja estable. En relación a todo este tema se puede concluir que, sin duda alguna, los patrones de conductas sexuales diferenciadas entre hombres y mujeres se deben sobretodo a las diferentes construcciones sociales en torno a las normas, recompensas y consecuencias distintas para cada género, aunque estas pueden variar dependiendo del entorno, del tiempo y del lugar.

Fuente: scientificamericanbrasil.octubre2017

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